Inicio 1ª División Velasco Carballo remata al Betis en el derbi

Velasco Carballo remata al Betis en el derbi

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EFE Sevilla Gameiro AdánSevilla. El Sevilla FC ha derrotado (0-2) al Real Betis Balompié en un partido marcado por las controvertidas decisiones arbitrales del colegiado Carlos Velasco Carballo. Tras quedar los verdiblancos en inferioridad numérica, el Sevilla supo demostrar su superioridad y se llevó los tres puntos gracias a un doblete de Kevin Gameiro.

Al colorido habitual de un Domingo de Ramos en Sevilla el calendario futbolístico tuvo a bien sumarle el de los dos equipos de la capital andaluza. Unos y otros quedaron citados a las doce de la mañana en el Benito Villamarín; ataviados los locales con sus rayas verdiblancas, enfundados los visitantes en camisetas todas rojo intenso.

Los tifos, banderas y cánticos atronaron a la salida de los jugadores, quedando los roles iniciales definidos desde que el cuero comenzó a rodar. El Betis tomó el balón e intentó asediar a su rival desde el inicio, sabiéndose obligado a aceptar el papel sin rechistar. Los de Unai Emery, tras el esfuerzo europeo entre semana, quedaron satisfechos acercando sus líneas y se resguardaron tras la muralla conocedores de que su momento llegaría.

Media hora duró el asalto bético al castillo, hasta que el colegiado Velasco Carballo atacó a los locales por la espalda. Nadie lo esperaba, y ahí radicó la efectividad de la acción. Carlos Bacca aprovechó el primer medio balón que rozó su bota, bailó en la frontal y se presentó majestuoso frente a Adán. Juan Carlos le rebañó el cuero -y el gol- in extremis pero el árbitro señaló penalti y expulsión.

EFE Rubén Castro Betis decepciónEl Betis quedó desnudo, en shock, y los fantasmas se apoderaron de la confianza del equipo de Gabi Calderón. El Sevilla, por su parte, no dudó. Kevin Gameiro convirtió la infracción en gol e hizo girar la llave maestra del partido. En adelante ya todo fue campo abierto para los rojiblancos, y las carreras brotaron aquí y allí para terror de la parroquia local.

Los de Nervión resistían las pobres intentonas del Betis con el cuchillo tras la espalda, esperando su momento, aguardando la perdida rival. El paso de los minutos intensificó los errores béticos y el cansancio hizo el resto. Las incursiones de los de rojo no encontraron resistencia, pues la línea defensiva erigida en torno a Amaya y Jordi Figueras hacía mucho que quedó deshilachada por mil sitios.

Únicamente del desacierto de los atacantes sevillistas en la toma de decisiones evitó una nueva goleada. El Sevilla, superior en todo –técnica, confianza, solidez-, sólo se tambaleó en ocasiones contadas en cuerpos a cuerpo con Rubén Castro o Leo Baptistao.

En cuanto el peligro cesó Fazio, Carriço, Iborra y M’Bia se hicieron aún más grandes, lo dominaron todo, y se encargaron de servir asistencias a la juventud atacante, más alocada, imprecisa y arriesgada. El contraste de registros, que no fractura el bloque sevillista, hizo las delicias de la afición rojiblanca desplazada. Sobre el campo ya sólo quedaba un equipo. La confirmación de la superioridad de los de Emery quedó ejemplificada en el minuto 73, cuando su capitán Ivan Rakitic saltó al campo. No necesitó salir de inicio, no hacía falta.

Fue el toque final que derrumbó al Betis, el que dio un nuevo espaldarazo a las aspiraciones europeas del Sevilla, que ya no se conforma con la Europa League y que ha presentado su candidatura a la cuarta plaza para soñar con la Liga de Campeones. En una de las penúltimas emboscadas, Diogo se internó en el área y asistió a Gameiro para poner tierra de por medio y poner punto y final la contienda.

Se cerraron las puertas del Villamarín y en la ciudad un mensaje inundó las calles: Mucho Sevilla para tan poco Betis.