Inicio 1ª División Sobre el primer partido interreligioso por la paz y su trasfondo

Sobre el primer partido interreligioso por la paz y su trasfondo

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INVITACIÓN PAPA.jpg (1)Manuel Arenas (@Manuel7Arenas). Deporte y religión se ubican en la cima de las disciplinas sociales que más movilizan a las masas. Por delante de la política, son sin duda las dos pasiones que más llegan al corazón –que no a la razón- de la gente, y por consiguiente son las mejor capacitadas para transmitir mensajes masivos. Eso lo sabe la Iglesia, y aprovechando la habitual expectación del inicio de temporada el Papa Francisco ha organizado personalmente un evento futbolístico mundial: el primer Partido Interreligioso por la Paz, que tendrá lugar el 1 de septiembre en el Estadio Olímpico de Roma a las 20:45 h.

El encuentro no parece ser el típico amistoso de verano sin importancia. Por primera vez en la historia el Papa preside personalmente un partido de fútbol, cosa que lo convierte en un acontecimiento mundial de gran calado. Y el trasfondo económico así lo demuestra. Dos asociaciones organizadoras –Scholas Occurrentes y Fondazione Pupi-, nada menos que más de una veintena de patrocinadores –entre los que están, por ejemplo, Fiat o Pirelli-, y la inestimable colaboración de la FIFA y de la Serie A. Todo ello para colaborar con el proyecto «Un’ alternativa di vita», el cual pretende promover el «cumplimiento de la escolarización obligatoria de jóvenes pre-adolescentes y adolescentes en condiciones de malestar social y riesgo de marginación y apoyarlos en el desarrollo psicofísico cotidianamente». Cómo no, es posible hacer donaciones en la página web del evento, y la suma de éstas y la recaudación del partido se destinarán a sufragar el proyecto ya comentado.

¿Y quién juega? Pues bien. El Papa sabe lo que hace y lógicamente no podía celebrar de cualquier manera su primera gran fiesta en el mundo del fútbol, así que ha optado por convidar a algunos de los más ilustres. Jugadores como Messi, Ronaldinho, Zanetti, Baggio, Batistuta, Buffon, Cannavaro, Eto’o, Shevchenko, Totti, Trezeguet, Zamorano, Maldini o Toldo serán algunos de los que participen en el partido apoyando a Su Santidad, que los ha invitado personalmente.

No hay que olvidar que «el deporte es una herramienta para comunicar los valores que promueven el bien de la persona humana y ayudan a construir una sociedad más pacífica y fraterna. Pensemos en la lealtad, la perseverancia, la amistad, el compartir y la solidaridad». Esa es la presentación que realiza el Papa Francisco en la web oficial del evento, y a su vez es precisamente la esencia del mismo. El partido pretende avivar la solidaridad entre religiones, hacer ver a la sociedad que el deporte, habitualmente tratado como algo trivial, también puede usarse con fines más profundos y puede poner su granito de arena para luchar por un mundo mejor.

Este acontecimiento es el mejor paradigma posible para comprender que el fútbol hace tiempo que dejó de ser mero entretenimiento y diversión. Se ha transformado en el mejor canal de comunicación, en algo capaz de transmitir cualquier mensaje de la forma más rápida y directa. ¿Cómo será de importante que hasta el propio Vaticano acude a él para llegar a la gente? Es reseñable que de manera oficial el propio Papa haya elegido el fútbol como trampolín para llegar a fieles y no fieles. Fieles que, por muy fieles que sean, quizás hubieran hecho caso omiso a ese mensaje de no estar rodeado de deporte.

De esta manera, el primer Partido Interreligioso por la Paz va a servir para interiorizar algunas cosas. Deporte y religión no son mundos tan opuestos como pudiera parecer y existen incluso ámbitos en los que convergen. Además, el nivel de influencia del deporte –y el futbol especialmente- ha sobrepasado los límites imaginables. Tal es esa influencia que hasta instituciones que sobre el papel parten con una posición de poder superior a casi todo, acuden al deporte para mejorar su imagen social y obtener réditos que por ellas mismas quizás no conseguirían. Y me explico. Piénsese en un «creyente futbolero» medio. Posiblemente preferiría ir a una misa importante que acudir al campo para ver un partido de su equipo, pues pensaría que espiritualmente sería la mejor opción…o no. Pero qué pasa si se le pregunta a ese creyente lo siguiente: ¿prefiere usted invertir su dinero en la entrada de un partido benéfico organizado por el Vaticano que recauda fondos para un fin social humanitario, o por el contrario prefiere pagarle directamente a la Iglesia el mismo importe para el mismo fin? Si no hubiera fútbol de por medio, colaboraría usted con la causa? Esa es la cuestión. Como se ve, la Iglesia, como agente social, aprovecha los gustos futbolísticos del Papa Francisco y acude al fútbol para asegurarse un mayor impacto y conseguir mediante esa utilización del deporte cumplir objetivos que por si misma quizás no lograría, o lograría con menor éxito.

No cabe duda de que el fútbol es un valor seguro. Cada vez son más las instituciones y organizaciones que acuden a él para publicitarse y mejorar su propio rendimiento. Esta vez le toca a la Iglesia. ¿Hasta dónde llegará la utilización del deporte como herramienta de persuasión social?