Inicio Opinión Antonio Oliver Raúl Coronado, catorce años, sin balón…sin alegría

Raúl Coronado, catorce años, sin balón…sin alegría

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Raul Coronado madridLos medios, ponemos de moda, urgimos, empujamos o desaceleramos los temas. La actualidad cambia de piel a cada segundo y lo que hoy es noticia imprescindible pasa, en unas horas, al olvido y a latir en solitario, con la misma necesidad, con la misma gravedad pero bajo el manto del silencio. En ese momento los protagonistas, que antes han sido arropados, comprendidos y apoyados, sienten el frio del que pasa de moda y notan cómo, en realidad, solo han sido objeto para uso puntual.

Hace unos días un niño de Linares, Raúl, fue noticia porque su club de origen, aplicando una norma, le impedía jugar al fútbol. Esta es una forma consentida de esclavitud. No se obliga a trabajar al niño, no se le somete a castigo ni se le priva del movimiento. Sin embargo se le aplica la insensatez como argumento para cercenar lo más sagrado que tiene un crio a esa edad, la alegría.

Nada que decir sobre la razón que puedan tener los que han decidido eso, solo mi incomprensión, mi protesta, mi desprecio ante tanto egoísmo y mi deseo, de que alguien les ilumine y les muestre el camino de la sensatez. Ojalá que la vida no les devuelva, de alguna manera, un balón tan envenenado como el que ellos le han pasado a ese niño de catorce años, que solo quería cambiar de club. Pueden tener la razón lo que no tienen, sin duda, son esas cosas por las que merece la pena vivir cerca de una pelota y ver cómo una jugada, un buen pase o el abrazo de un compañero, ilumina la cara de un niño. Eso sí, podrán decir con  orgullo con son los dueños de la llave que condena la ilusión de un joven jugador de fútbol. El viernes 27 de febrero se consuma el disparate. Que lo disfruten.