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Mou: parece que ha pasado un siglo

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ancelottiEl Real Madrid ha logrado el equilibrio. Tras un tiempo errado en materia futbolística y muy mal resuelto en lo que a imagen se refiere, el fútbol devuelve las cosas a su sitio. La estridencia y el desajuste no son el mejor camino para cuidar la historia de un club ni para lograr los objetivos. Vestirse y caminar gritando, al mismo tiempo, solo provoca tropiezos, caídas ridículas, mensajes equivocados  y pérdida de tiempo. La elección de un entrenador  es vital para acertar con los resultados y con el estilo. Todo cuenta, todo importa. Parece extemporáneo referirse ahora a la etapa de Mou, no lo es. Nada como la perspectiva para ver qué pasó en un momento determinado. La observación histórica es muy recomendable aunque la materia observada sea reciente. La distancia, por pequeña que sea, esclarece, ayuda. Tomar la sopa hirviendo suele quemar y confunde, oculta lo bueno pero también lo malo.

El Real Madrid vivió un tiempo de angustia sostenida. Cada verano Florentino tenía que hacer el esfuerzo de volver a prometer la décima…. Así los tres años del icono portugués. Al final terminó celebrando semifinales. Él sabía que esa celebración era impropia del Real Madrid pero era el legado de un entrenador especial, cargado de complejos y con un ego imposible de controlar. Viendo ahora al Real Madrid, repasando el último año y escuchando las ruedas de prensa del Bernabéu parece que ha pasado un siglo….pero no.

Ancelotti ha ganado la décima, no ha reinventado al Real Madrid ni ha usado otra cosa que el sentido común para expresar acuerdos o discrepancias. Un brutal ejercicio de sensatez. Sé que el fútbol es muy dado a la extravagancia y al esperpento pero siempre se agradece un poco de normalidad y de fútbol, sobre todo si antes pasó Mou. Creo que, a estas alturas, ya se ha caído en la cuenta de lo que debe hacer el  entrenador de un equipo como el Madrid, qué función tiene y cómo debe asumir la historia del club al que entrena. Los comportamientos del portugués deben ser materia obligada en los cursos de entrenadores para explicar lo que, institucionalmente, no se puede permitir. En caliente, cuando se fue, las opiniones sobre el técnico luso podrían estar manchadas por la hiel del momento y el juicio podía ser severo. Ahora, con el paso del tiempo, está claro que las críticas a su triste rentabilidad y a su impropio comportamiento en salas de prensa y en banquillos, fue suave. Haber ganado títulos, muy pocos en el Real Madrid, no da derecho a arar y echar sal sobre la historia de la entidad. Las instituciones transcienden, a la corta o a la larga, a los entrenadores. Siempre.

Hoy el Real Madrid ha recuperado la normalidad, triunfo no menor, y tiene la décima en casa. Temporada y media le ha bastado a Ancelotti para sellar las vías de ira, restablecer el lenguaje natural del fútbol, cohesionar una plantilla de estrellas, cada una con sus puntas, y a ganar la Décima. No está mal. Florentino ya habla tranquilamente de la próxima. Parece una tontería pero seguro que el presidente del Real Madrid, sabe apreciar la diferencia entre vivir perdiendo y sufriendo o ganando y feliz. No hay color.