Gasol y los suyos volvieron a mostrar su peor cara en el Philips Arena de Atlanta, en un partido en el que los Hawks se mostraron mucho más sólidos como conjunto, evidenciando la necesidad de los Bulls de aligerar la enfermería.
A pesar de que el partido arrancó con un alto ritmo ofensivo en ambos lados de la cancha, el nivel dificultad para anotar de los dos equipos era muy dispar. Y es que los Bulls, a lo largo de esta temporada, han perdido las señas de identidad que les habían distinguido durante los últimos años: defensa, rebote e intensidad. Poco o nada parece quedar de la mano de un Tom Thibodeau que con total seguridad, cuando ve algunos de los partidos de su ex-equipo, debe sentir la necesidad de apagar la televisión.
A medida que avanzaba el choque, la distancia en el marcador seguía creciendo a favor de los locales sin síntomas de recuperación por parte de Gasol y los suyos. Aunque es cierto que bajas muy sensibles están castigando a Chicago a lo largo de la temporada, la buena noticia es que jugadores como Moore y McDermott, que volvió a hacer un buen partido con «póster» incluido, han dado un paso al frente y han crecido como profesionales.
Si bien alrededor del ecuador del choque Chicago consiguió entrar por momentos en el partido, Atlanta pronto desmoronó cualquier esperanza de acercamiento visitante. Además, los Hawks dieron una lección de juego en equipo, siendo capaces de controlar e incluso aumentar la distancia en el electrónico durante los minutos claves del último cuarto.
Los mejores del partido por parte de los Bulls fueron McDermott (20 puntos) y Gasol (16 puntos, 17 rebotes) mientras que en los Hawks destacaron Bazemore (17 puntos, 7 rebotes), Horford (18 puntos) y Teague (19 puntos, 9 asistencias)
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