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Las sombras de amaño sobrevuelan al Betis

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La primera mitad del mes de febrero es ya un periodo para olvidar en el Benito Villamarín. Sobre el césped la plantilla del Real Betis encadena tres empates consecutivos ante equipos inferiores; entre los aficionados aumentaron las suspicacias tras una supuesta falsa pelea entre radicales béticos e hinchas del Albacete; y, por último, en la planta noble y vestuario la noticia que estalló en Pamplona referente a posibles amaños en el fútbol salpicó a la estructura del conjunto andaluz.

Betis AlcorcónPocos podían presagiar el vuelco que la situación del Betis daría en apenas quince días. En lo deportivo los verdiblancos no conocían la derrota desde noviembre en Liga, acumulaban siete victorias y un empate, y empezaban a ser el serio aspirante al ascenso directo que la competición esperaba. Mientras tanto y fuera del campo, la vorágine de cambios por fin cesaba tras meses de bandazos. A ras de césped el periodo transitorio de Juan Merino y el retorno de Pepe Mel, acompañado de resultados positivos, redujo la presión sobre una plantilla atenazada y presionada. En la planta de oficinas, por su parte, la renovación del Consejo de Administración y la llegada de caras nuevas como la del presidente Juan Carlos Ollero pareció anunciar la llegada de un periodo de estabilidad necesario para todos los estamentos del club, incluida afición.

Por primera vez en mucho tiempo el Betis tenía un objetivo deportivo claro y todos sus departamentos respondían con solvencia a las exigencias. Las turbulencias accionariales, el único frente abierto, quedaba en manos de los jueces y en segundo plano. Quizás la situación era demasiado idílica como para ser cierta dada la inexorable tendencia de la entidad sevillana a pisar todos los charcos.

Tres empates para desatar la tormenta

Primero llegaron los empates. El Betis de Mel parecía comenzar a carburar tras lograr nueve puntos consecutivos (incluida victoria ante el Sporting de Gijón en su feudo asturiano), la conexión Rubén CastroJorge Molina renacía de sus cenizas, y el equipo de rayas verdes y blancas por fin saltaba al campo seguro de demostrar su superioridad y dispuesto a arrancarle los tres puntos a quien osase ponerse enfrente. Incluso los críticos del entrenador declararon el cese provisional de sus hostilidades.

EFE Rubén Castro Betis decepciónOcurrió sin embargo lo normal en el fútbol, llegaron los tropiezos. Empate insulso en Soria, empate en Sevilla in extremis ante una Ponferradina galardonada con un penalti inexistente, y empate de nuevo en Albacete tras nuevos errores arbitrales. Un triple golpe certero a la línea de flotación de la estabilidad bética: la faceta deportiva.

A las grises actuaciones del equipo, intensificadas por decisiones erróneas de los colegiados que esquilmaron cuatro puntos en seis días, no tardó en llegar el ruido exterior. En primer término, el vicepresidente del Betis José Montoro dio por cierto un supuesto rumor referente a una pelea entre los aficionados desplazados a la ciudad manchega e hinchas locales. Lo hizo en antena mientras atendía a una radio y, tras confirmarse su falsedad, los ánimos quedaron caldeados entre la parroquia bética.

48 horas después del atolondrado curso de los acontecimientos en Albacete, el foco de la actualidad se trasladaba a Pamplona y afectaba de lleno al Betis.

Amaños en los últimos compases de la Liga 13/14

Fue en la medianoche del lunes al martes cuando el ruido de sables se hizo audible en la Comunidad Foral de Navarra. Afectaba al CA Osasuna y a la directiva del club la confesión grabada ante la LFP del ex directivo Ángel L. Vizcay y que se filtró a los medios. En su declaración, que ya ha originado la apertura de una investigación, se afirma que en los últimos compases de la liga pasada se realizaron movimientos para intentar comprar partidos y ayudar así a la salvación del equipo rojillo.

El asunto no dejaría de ser únicamente interno al club de no ser por quedar involucrados actores secundarios en la posible trama. Es ahí donde aparece el nombre del Betis. Según Vizcay y como informa Diario de Navarra, actuó «bajo mandato» de su Junta Directiva reuniéndose en Madrid con los jugadores Antonio Amaya y Jordi Figueras. En ese encuentro, el directivo habría intentado comprar a los defensores béticos para que ganasen su encuentro ante el Valladolid y posteriormente cayeran en el enfrentamiento ante Osasuna.

Ambos resultados se cumplieron (Betis 4-3 Valladolid, Osasuna 2-1 Betis) aunque los supuestos implicados del lado verdiblanco no tuvieron papel protagonista. Amaya no disputó ninguno de los dos encuentros y el catalán Figueras se perdió el choque ante Osasuna, que a pesar del resultado se vio también abocado al descenso de categoría.

Amaya por su parte se apresuró a negar toda implicación en la trama mientras el Betis ha abierto ya una investigación interna para esclarecer los hechos. De confirmarse, los protagonistas habrían incurrido en un delito que les podría acarrear suspensiones deportivas e incluso cárcel.

Choque de altos vueltos ante el Girona

Mientras la bola y el cruce de informaciones crece sin cesar el reloj corre en contra de la plantilla verdiblanca. Después de los tres empates que desencadenaron las semanas de desconcierto, los de Mel afrontan ahora un partido vital ante un rival directo por el ascenso. El Girona, tercer clasificado con 48 puntos, visita el sábado el Benito Villamarín y pondrá a prueba la fortaleza tanto física como mental de los béticos. De sumar los tres puntos, el Betis superaría a su oponente en la tabla y podría situarse en puestos de ascenso directo si el resto de resultados acompañan.

Ganar pues al equipo catalán volvería a recuperar la estabilidad deportiva mientras las investigaciones continúan su curso. Los tres puntos, valiosos en cualquier momento, se vislumbran ahora fundamentales para una plantilla que puede erigir a partir de ellos una nueva racha ganadora para disipar las sombras que se ciernen sobre Heliópolis.