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Las estrellas siguen brillando

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mercedesJairo Evangelista – Mercedes sigue a años luz del resto de equipos al sobreponerse con un soberbio doblete en Australia, al estilo 2014, mientras el paddock se debate entre la vida, la ruina y la extinción. Tanto es así, que las amenazas ya surcan en sentido multidireccional para dejar en evidencia que algo no funciona, que el ‘Gran Circo’ no satisface a todos por igual y sus protagonistas ponen en entredicho la rentabilidad de este deporte, otrora esplendor del automovilismo mundial.

En primer lugar, hemos de destacar los méritos de Mercedes. La marca alemana supo hacer su trabajo en su día al adelantarse e innovar de cara a los cambios introducidos el pasado año. Los demás se durmieron, empezaron más tarde mientras resplandecían los últimos rayos de sol con los motores V8. Hablamos del año 2012, cuando los de Brackley promovían un proyecto bastante avanzado a la vez que sumaban algunos podios con un coche regular, e incluso ganaban algunas carreras en 2013.

Creo recordar que en ese mismo año Ferrari sumó una victoria y seis puntos menos que Mercedes. Ésta, a su vez, sólo resultó superada por los avasalladores registros de Red Bull-Renault, el rey derrocado de la Formula 1 actual. Por ende, está claro que Mercedes ya ganaba batallas antes de asaltar la corte, era un rebelde con causa y premeditación. Y parece ser que algunos aún no se han dado cuenta de ello y suplican, perjuran, porfían o acusan a la autoridad pertinente de que la balanza se incline hacia un lado minoritario y levante en peso al platillo que aguante al resto del bloque.

Tras la cita australiana, consecuencia de la frustración provocada por una serie de tormentas internas que vienen desde hace años, el patrón de Red Bull vertía sus quejas por el predominio “abrumador” de las flechas plateadas justificando incluso que, en sus años de reinado, su dominio era más flexible (muchos no lo recordamos así…). Así, se ha iniciado una guerra dialéctica entre reyes reinantes, reyes derrocados, nobles ambiciosos y guerreros enaltecidos, además de las reivindicaciones correspondientes de algunos vasallos y plebeyos.

Sorprende que después de un 2014 conduciendo con ‘el codo en la ventanilla’, algunos pensaran que podían recortarse distancias con la propia Mercedes, la cual sigue aún con casi tres años de adelanto con respecto al resto, ya que el año pasado desde la segunda jornada trabajaban de lleno en el proyecto de la presente campaña. Y no sólo eso, es que el resto de escuderías  aún pelea desde dentro por arreglar los entuertos que provocó el cambio de reglamento con sus respectivas novedades técnicas, y el adormecimiento previo.

Red Bull reniega de Renault, aquella marca francesa que ya mostró deficiencias cuando los coches azules amoratados eran cohetes. Horner critica la “marcha atrás” en la evolución de unos motores que ganaron tres carreras el año pasado, mérito de la construcción de un gran chasis, también sea dicho. Los motores Renault parecen capados que rinden aún peor que la pasada campaña. Ricciardo rodó en tierra de nadie, Kvyat ni siquiera salió, Verstappen abandonó; y Sainz, pese a su buen noveno puesto, no pudo mantener su fuerte ritmo por falta de prestaciones mecánicas. Hay quién vaticina la independencia de Renault para formar un equipo nuevo, y se especula con la entrada del grupo VAG (Audi, Volkswagen, Seat y Skoda) en Fórmula 1 de la mano de la marca de bebidas energéticas. Aunque esto lo hemos escuchado antes muchas veces.

Ferrari sonríe en voz baja. El podio de Vettel y el gran rendimiento mostrado, tanto por sus coches como los de Sauber, a lo largo del fin de semana son síntomas evidentes de la mejora tanto de su motor, como de sus monoplazas. Pero no nos dejemos engañar, la evolución es notoria sí, basta ver una vuelta subjetiva o medir las velocidades del SF15-T en recta o paso por curva y compararlas  su predecesor, el ‘F14T’; sin embargo, Mercedes está igual de lejos o más con respecto a Ferrari, Williams y sin duda Red Bull.

El propio Massa aseguró que el FW37 es mejor que su antecesor, pero Vettel le mojó la oreja en carrera y todos nos preguntamos qué hubiera pasado con Bottas (ausente por recomendación médica), a priori con previsiones de igualdad máxima entre el finlandés y tetracampeón. Esta equidad en el segundo escalón deja entrever que el tercero es para Sauber, quienes registraron el mejor comienzo de su historia precisamente en un momento muy delicado en el tema económico.

Felipe Nasr, quinto, rodó inconmensurable luchando de tú a tú con Raikkonen, que finalmente abandonó por un fallo en boxes. El bólido anda bastante bien y habrá que ver cómo evoluciona. Sauber fue protagonista por ese y otro asunto más, en concreto los problemas con el piloto Giedo Van der Garde con contrato en vigor, previo pago de sus patrocinadores y cesado por Monisha Katelborn. Es más, este mismo sábado, un juez obligó a la escudería a subir al coche al holandés (Van der Garde) o a indemnizarlo por el incumplimiento de contrato.

Todo se quedó ahí. Sauber soltará la pasta, Giedo se marcha indemnizado por la puerta de atrás con su carrera profesional manchada, y la Fórmula 1 sigue al trantrán como siempre entre polémicas, números e intereses. Un ejemplo más es Manor, antigua Marussia, que hizo acto de presencia en Australia sin ni siquiera montar sus monoplazas. Una escudería abocada a rodar bajo mínimos, si es que consiguen poner el coche en pista finalmente, cuyos pasos recuerdan a los extintos HRT, Caterham o la propia Marussia.

Por último, nunca mejor dicho, hablar de McLaren-Honda. El abandono de Magnussen con el supuesto monoplaza de Fernando Alonso antes de la salida, y el último puesto de Button, ponen de manifiesto el retraso de la marca nipona en el desarrollo de su motor. Y más que evolución del mismo, podríamos decir que falta de entendimiento de sus prestaciones. Honda ha intentado innovar en una unidad de potencia que por ahora no funciona y que falla estrepitosamente.

Desde McLaren se celebra el haber completado todas las vueltas con uno de sus coches, rodando más giros que nunca. Lógico y normal visto lo visto en pretemporada donde sólo se consiguió rodar 12 vueltas seguidas. Pero, ilógico si la marca es supuestamente puntera y pretende llegar a ser lo que en su día fue. A la espera estamos de su rendimiento en Malasia, con sus altas temperaturas y largas rectas, deseando también que Alonso esté al volante aunque, por desgracia una vez más, no sea rodando en puestos de cabeza.

La Fórmula 1 está en crisis, quizás más de lo que aparenta, y quizás contagiada directamente de los males de la sociedad global. Los altos cánones por Gran Premio que abonan los organizadores, la complejidad de sacar rendimiento a estos complejos motores híbridos, y con ello la diferencia entre mecánicas, las altas diferencias entre los presupuestos de cada escudería, la escasez de patrocinadores potenciales (en comparación con épocas pasadas), etc., etc., etc…

Aunque en su firmamento la Fórmula 1 luce más apagado de lo habitual, dos estrellas brillan por encima del resto en el panorama estelar del automovilismo. Sus luces, plateadas y resplandecientes, pudieron verse con fugacidad a lo largo del suelo austral. Se prevé su aparición de forma destacada también en territorio malayo. Son estrellas de tres puntas adelantadas a su tiempo debido a su precocidad, su rapidez orbital y a su mantenimiento en el cielo pese a ser denominadas fugaces. Y lejos de la opacidad de los nubarrones que cubren el firmamento del mundo de las cuatro ruedas, pase lo que pase, para bien o para mal según los observadores que las contemplen, las estrellas seguirán brillando.