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La Seleccion y el cordón emocional

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delbosque oliEl deporte tiene un cordón que une a todas las disciplinas: el cordón emocional. Nada pasa en un espacio deportivo sin que lo emocional intervenga, es la vida. Lo hace unas veces para impulsar acciones y lograr metas que, por potencial deportivo, serían una utopía y aparece en otras ocasiones para lastrar, restar y llevar a deportistas de gran capacidad a rendimientos mediocres. Todo está en la mente.

La Selección española de fútbol está en un momento crítico, cuando crítico se debe entender como evolución y cambio, sin tintes de drama. Sin embargo la bolsa de emociones se agita y afecta a un universo en el que se mueven técnicos, instituciones, jugadores, aficionados y prensa. Es la danza de la ansiedad, la duda y los intereses económicos. El mercado, la necesidad, las cuentas pendientes y la razón. Un cóctel que, por muy despacio que se tome, marea. Por eso, lo que está pasando, no es tan raro.

Hay ciclos y los ciclos llegan a su fin, unas veces por agotamiento y otras por malas decisiones. La Selección terminó en Brasil la primera  etapa de una carrera de relevos. Contra Holanda se perdió el testigo y todavía lo están buscando. Es una evidencia inquietante pero la meta queda lejos y, una vez recuperado, este equipo llegará al final con suficiencia. Contra Bielorrusia se pudo comprobar. ¿Qué pasa entonces?  Lo que ocurre es el resultado de un moderno babel, de una confusión de lenguas que tiene su raíz en intereses particulares, cuando no en fidelidades o enemistades personales. Si primara lo deportivo el debate sería menos ruidoso, sería deportivo.

España tenía que ir al cambio, estaba claro. Que fuera después de Brasil, lo decidieron los técnicos. A partir de ahí los juicios nacieron de los resultados, de cajón. El fracaso del mundial merecía una crítica a la altura del derrumbe pero, en absoluto, una enmienda a la totalidad. Ahí aparecieron los complejos, las rabias, los encargos para sicarios de la pelota y los excesos propios de un deporte que, cuando se gana y cuando se pierde, personifica la hipérbole emocional. Nada que  ver con críticas razonadas sobre hechos contrastados. La opinión es libre y cuando se sujeta en hechos, incontestable.

Lo cierto es que, la reconversión que ya está en marcha, se realiza en un clima hostil y de acoso directo a la figura de Vicente del Bosque. Definitivamente el Seleccionador no es del gusto de los que prefieren moverse en la tensión. Las críticas, es opinión, parecen ir a buscar más el cambio en el banquillo que en el campo. Está claro que, es información, España tiene un relevo excelente apoyado en futbolistas jóvenes y contrastados, pase lo que pase en el amistoso contra Alemania. Eso hace temer a quienes desean la salida de Del Bosque que las aguas vuelvan a su cauce, el fútbol a la Selección y la calma a los aficionados. Sería un mal escenario para los partidarios de arar y echar sal sobre etapa de Del Bosque, razón por la que aprietan antes de que escampe. Esto no estaría mal si solo fuera periodismo y crítica deportiva, lo malo es que en muchos frentes los piquetes “proderribo” trabajan por encargo y si el encargo cambiara, como en algunos casos ya ha pasado, cambiaría el sentido de la crítica. No es nuevo ni es raro, es triste.