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La desagradecida labor de directivo

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Según la RAE, el adjetivo desagradecido referido a una cosa significa: «que no compensa el esfuerzo o atenciones que se le dedica». En el fútbol modesto de Jaén, hay un actor que aparece trabajando en la sombra, incansable y fundamental para el desarrollo del espectáculo que se vive cada domingo en cada pueblo: el directivo de club. Pues bien, no creo que haya otro adjetivo como desagradecida que se acerque más a la descripción de la imprescindible labor que hacen los directivos.

directivo_sierrasegura3El último ejemplo lo hemos vivido este pasado domingo en Cortijos Nuevos. En el corazón de la Sierra de Segura, todavía cuenta con un estadio de albero. Las bajas temperaturas complicaron la situación del terreno de juego el mismo día del partido que les enfrentaba al CD Villanueva del Arzobispo. Los directivos del humilde club segureño, colista del grupo 1 de Tercera Andaluza, se pusieron manos a la obra para adecentarlo. En ello estaban, cuando comprobaron que pintar las líneas con el carro que habitualmente utilizan era imposible por el barro. ¿La solución? Pintarlo a mano. Una situación que podrían haberse ahorrado si por fin les facilitasen la llegada del césped artificial a su pueblo. Pero eso es harina de otro costal. Y temática para otro artículo.

directivo_sierrasegura2La labor de los directivos del Sierra Segura CF es un botón de muestra del esfuerzo que supone gestionar un club modesto. En nuestra provincia, hay grandes personas que ponen su tiempo libre, y el menos libre, al servicio del fútbol de su pueblo. Y en la gran mayoría de los casos, no los valoramos. No somos capaces de ver más allá del resultado de nuestro equipo. Si entra o no la pelotita. Y…ay, como no entre. Algo totalmente injusto pero no por ello menos real.

Por ello, conviene de vez en cuando realizar una reflexión. Pensar en esa labor desagradecida de nuestros directivos que se tiran de los pelos para cuadrar presupuestos, que se las ingenian para vender papeletas de rifas y lotería cada fin de semana, que llaman a la puerta de decenas de patrocinadores y pelean con los Ayuntamientos, que abren cada domingo el quiosco y la taquilla con su mejor sonrisa, que ponen su coche para los desplazamientos…y, encima, sufren más de cerca que ningún aficionado el sabor amargo de la derrota o de una mala temporada. Así que, tengamos en cuenta su dedicación y hagamos que la labor de un directivo sea, al menos, un poco más agradecida.