La Juventus empezó con un claro propósito: imprimir una alta intensidad al choque para intentar que en ningún momento el equipo hispalense pudiera sacar la pelota con comodidad. Esto obligaba a los de Emery a utilizar la opción del balón en largo y, claro, en ese duelo casi siempre salían ganando los centrales italianos.
Los turineses comenzaron a hacer gala de su dominio y paulatinamente se fueron acercando al marco de Sergio Rico. Primero con tiro lejano de Hernanes, y posteriormente a través de un precioso lanzamiento con rosca que se perdió muy cerquita de la escuadra derecha del guardameta sevillano.
Pocas opciones en ese sentido para un Sevilla, que se veía con poca capacidad para crear juego ante su rival. Emery principalmente se desgañitaba para que su equipo no se fracturara frente al juego de ida y vuelta que proponía el conjunto transalpino; y a partir del ecuador del primer tiempo, lo fue consiguiendo. Los nervionenses se fueron asentando en el Juventus Stadium con un mejor posicionamiento sobre el campo y dominando algo más el partido.
Precisamente, cuando mejor sensaciones transmitían los rojiblancos, llegó el tanto local. Cuadrado, uno de los futbolistas más activos puestos en liza por Allegri, ganaba línea de fondo, dejaba la pelota atrás para el centro de Barzagli y Morata, que conseguía imponerse en el salto a Krychowiak y Andreolli, ponía el esférico lejos del alcance de Sergio Rico con un ajustado cabezazo.
Justo antes de finalizar el primer acto, el Sevilla lograría su único acercamiento del partido. Konoplyanka conseguía marcharse de su marcador y sacaba un débil disparo que no supuso demasiados problemas para Buffon. Triste bagaje para un Sevilla que seguía sin encontrarse cómodo y no creaba peligro al equipo italiano.
Mientras tanto, la Juventus seguía a lo suyo tras la reanudación, y cerca estuvo de adelantarse en dos oportunidades en las que Sergio Rico salvó a los sevillistas. Dybala en dos ocasiones puso a prueba al guardameta visitante, que reaccionó bien en ambas acciones, consiguiendo mantener a su equipo dentro del partido.
Y es que esa fue la sensación general en el partido. El Sevilla no profundizaba, no tocaba con claridad y no ponía en peligro la renta de los albinegros. Le costaba mucho llegar a la zona de mediapunta y, cuando lo conseguía, los de Allegri apretaban y provocaban que no llegaran las opciones de gol para los visitantes. Además, cuando los italianos presionaban, sometían cómodamente a los hombres de Emery, que no lograban sacar la pelota jugada desde la zona defensiva.
Quizá lo más preocupante para el Sevilla fue que, a pesar del corto resultado en el marcador, no se vio un atisbo de esperanza, ya que ni las opciones a balón parado llegaban para los hispalenses. Ni un saque de esquina consiguieron los visitantes durante todo el encuentro, prueba más que concluyente de la escasa llegada al área rival que tuvieron.
A pocos minutos del final, la Juve enlazaría un contragolpe en el que, el recién incorporado al terreno de juego, Zaza realizaría una larga conducción de balón y acabaría batiendo por bajo a Sergio Rico, para sentenciar definitivamente el partido. Era el 2-0 y disipaba cualquier tipo de esperanza que hubieran podido tener los hispalenses durante el resto del choque.
De esta forma, el equipo transalpino consigue colocarse como líder del grupo D en la máxima competición europea, y encarrila su clasificación para octavos de final. No obstante, en la Champions no se da nada por cerrado, más aún cuando acechan por detrás Sevilla y City, ambos con tres puntos. Aún sin puntuar se encuentra el Borussia Mönchengladbach, pero no por ello, ni mucho menos ya hay que descartarlo de la lucha por la clasificación para la siguiente ronda.
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