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Inolvidable Pipiolo: fuerza y raza de un hombre de fútbol

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Pipiolo en su casa

Ismael Almazán.- Se van a cumplir  dos años del fallecimiento de Juan José Martínez López “Pipiolo” y me apetece muchísimo  recordarlo.  Tuve la fortuna de  compartir con él un bonito periodo de su vida en el Real Jaén, siendo presidente de la entidad blanca Juan León Cruz y secretario del club Fernando Pérez Serrabona, allá por la temporada 1993/94.

 Antoñete era el coordinador de las categorías inferiores, Pipiolo el utillero del equipo juvenil, Luisma Sánchez delegado del equipo juvenil, Julio delegado del equipo cadete y yo el entrenador del equipo juvenil.

Recuerdo múltiples encuentros de los cinco en una pequeña habitación habilitada para las categorías inferiores en la sede del club. Por  entonces, la entidad tenía su cuartel general en un piso bajo de la calle Fermín Palma a escasos metros del antiguo campo de La Victoria.

Alrededor de una mesa donde solía sentarse Antoñete y rodeados de cajas de cartón donde se apilaba documentación variada, íbamos llegando los viernes por la tarde y casi siempre en el mismo orden y con una puntualidad meridiana.

Pipiolo y Antoñete,  nos contaban historias increíbles que habían vivido dentro y fuera de los campos de fútbol. Nos quedábamos Luisma, Julio y yo con la boca abierta. Algunas veces reíamos, otras casi llorábamos pero siempre reflexionábamos. De los cinco que compartíamos aquellos momentos tan maravillosos y entrañables,  en aquella pequeña habitación, hoy tan solo yo soy testigo.

Dicho esto, me van a permitir que reconstruya una entrevista que realicé al bueno de Pipiolo unos meses antes de fallecer y que de alguna manera sirva para contribuir al recuerdo de su memoria.

Pipiolo: la fuerza y la raza de un hombre

Pipiolo entrenador de La GlorietaJuan José Martínez López “Pipiolo”,  nació en Jaén, en una casa al lado de la iglesia de la Merced y enfrente del bar Estevez, el 14 de agosto de 1948.  Allí vivió solo hasta los 4 años, marchándose después con su familia a la calle del Tiro Nacional. Estudió en el colegio de Santo Tomás durante tan solo tres años. Cuando tuvo 14 viajó a Pamplona por motivos laborales y allí  empezó a jugar. También por motivos laborales vivió catorce años en Palma de Mallorca.

Actualmente tiene 65 años, está casado con 5 hijos, 3 niños y 2 niñas. Uno de ellos, Paco, trabaja como utilero del Real Jaén. Pipiolo habla auténticas maravillas de Isabel, su mujer, y ella dice que él es muy buena gente  pero a veces tiene impulsos nerviosos que se le pasan enseguida, después no es nadie. “Pepe es todo corazón”.

Perdona la curiosidad pero ¿Por qué te llaman Pipiolo?

 Pipiolo: “De niño solía estar casi siempre resfriado,  y en una ocasión una persona mayor me vio sentado en la puerta de mi casa, allá en el Tiro Nacional, con mocarreras y encogido. Su comentario fue: “mira parece un pipiolillo” y los zagalones que allí estaban lo oyeron y empezaron a decirme ‘pipiolo’,’ pipiolo’ y con pipiolo me quedé. Nunca tuve ningún problema en asumir ese mote.

¿De qué equipo eres? ¿Del Madrid o del Barcelona?

 Pipiolo: “¡De mi Real Jaén! Siempre primero es el Jaén pero también te digo que soy más merengue que culé”.

11 - con Pipiolo (2)Se habla mucho del mejor jugador de fútbol. ¿Para ti quién es?

Pipiolo: “Yo paso de Messi y Cristiano. El mejor jugador que he visto sobre un terreno de juego era un centrocampista que jugaba en el At. Balear, Amengual. En mi vida he visto un futbolista jugar así. Aquí en Jaén he tenido muchos y muy buenos: Torralba, Berna, Pepillo Serrano, Blas Machado… pero sobre todo un centrocampista con toda la barba, Siles. Era buenísimo, tanto que Ruiz Sosa lo quiso fichar para el Real Jaén, pero lo tenía muy claro, él quería jugar con sus amigos”.

De todos los entrenadores que has conocido, ¿con quién te quedarías?

Pipiolo: “Sin duda con Tolo Plaza. Era una persona entrañable para mí, campechano, amigo de sus amigos  y muy disciplinado. Todo lo que diga es poco”.

Pepe, tú naciste pateando un balón por todas las calles de tu barrio, pero ¿cuándo empezaste a jugar de verdad al fútbol?

“Fue en Pamplona con los juveniles del Burladés. Te puedo decir que jugando con este equipo el portero rival, al entrar a rematar, me partió la nariz y mira como la tengo desde entonces. También jugué en el Oberena de tercera división y en el Chantrea”.

Cuando regresaste a Jaén seguiste jugando, ¿no?

Por supuesto. Mi primer equipo fue el Santo Reino, después La Pavoni, La Merced, Jaén Deportivo, Torredelcampo, Hermandad de los Trabajadores y Santa Isabel, pero aquí solo jugué un partido.

Te gustaba organizar, finalizar o no dejar que nadie pasara.

 Pipiolo: “Hacíamos de todo, no como ahora que son muy señoritos. Empecé a jugar de delantero centro y poco a poco fui retrasando mi posición hasta terminar de libre, incluso llegué a jugar de portero”.

Pipiolo en el campo de Los H-H- Maristas con la PavoniYo te conocí como entrenador de La Glorieta. Pero has entrenado a muchos más, ¿no?

Pipiolo: “Antes de eso, estuve de segundo entrenador varias temporadas en el At. Balear con Martín Vences. Lo de La Glorieta fue posterior. Antes entrené a El Águila, La Merced y San Felipe. También a Santa Isabel, Peñamefecif, U. D. Jaén y Villargordo. Además de entrenar, he colaborado con los equipos que llamaron a mi puerta.”

Cuéntame alguna cosilla que te haya pasado en este mundo y que recuerdas con cariño.

Pipiolo: Estando Ruiz Sosa en Linares, hablé por Serafín para que se lo llevase. Gustó mucho pero tuvo el inconveniente de la norma de los Sub-20. Al no poder jugar en Linares lo llevé al Iliturgi, pero yo con la carta de libertad, estaba convencido que era pelotero. Cuando se fue a la mili fichó por el Aragón y en un partido amistoso con el Salamanca este equipo lo ficha. Yo me enteré cuando vino a jugar con el Mallorca. Me salí con la mía, sabía que era pelotero. Además tuve la satisfacción de llevar la cabeza alta cuando me crucé con un familiar suyo que me acusaba de tenerlo loco.”

Habrás tenido que sufrir alguna que otra broma de esas que se ríen todos menos tú.

Pipiolo: «Jamás lo olvidaré. Veníamos de Linares con Ruiz Sosa y como me suelo dormir aprovecharon para gastármela. De pronto empezaron a gritar: ¡Chocamos con el muro! Me desperté, me puse las manos delante y después…imagínate.

Pepe, ¿Por qué te pasa? Lo de dormirte.

Pipiolo: «Me dijeron los médicos que fue debido a un agotamiento del sistema nervioso. Cuando mi madre estuvo en el hospital muy malica, yo estuve sin descansar mucho tiempo. Desde entonces estoy así”.

 Tú siempre has sido siempre un hombre duro de roer. Cuéntame alguna batallita de esas que con el paso del tiempo se pueden decir y en la que no te arrugabas.

Pipiolo: «Estando en el banquillo del Franco Navarro de Almería, en un partido de selecciones, un gracioso me cogió un bote de agua, bebió y me mojó. Yo cogí el réflex y se lo eche en todos los ojos. Me esperaron a la salida y cuando se acercaron a mí y me vieron sacar un destornillador de esos largos, más de uno tuvo que correr. También hubo episodios importantes en el campo de la Federación Sebastián Barajas. En un Aurgis-La Glorieta en el túnel, tras unos incidentes en el campo, más de uno pilló algún que otro puñetazo. Otra vez se le ocurrió a un policía entrar al campo a dar palos después de una expulsión y un rifirrafe. Se llevó pocas…”

A lo largo de toda una vida se pasa por momentos buenos y malos. ¿Hay alguna cosita que quieras destacar?

Pipiolo: “Los buenos los he disfrutado, los malos hay que olvidarlos y a las personas que te quieren siempre tenerlas presentes. Hay una persona, además de mi familia, a la que sí quiero agradecerle muy sinceramente su amistad: ¡muchas gracias Pepe Serrano!

¿Alguna cosita más?

Pipiolo: «Sí. También agradecer muy sinceramente ese homenaje que me hicieron los del barrio del Valle y especialmente al bar La Unión».

Pipiolo siempre fue un hombre muy respetado, que le plantaba cara al más fuerte y valiente. Del mismo modo es querido. Con un gran corazón, no decía no a nadie y lo suyo era de todos.

Actualmente está jubilado. Ha sufrido la amputación de su pierna derecha por un problema de azúcar pero con orgullo lleva, en su prótesis, el escudo del Real Jaén.

 Mucho ánimo amigo, doy gracias a Dios por conocer a personas como tú.