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Holanda y el caprichoso fútbol

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holandaSi existe la justicia en el fútbol es algo muy relativo. Hay quien piensa que la pelota siempre tiene razón, que gana quien lo merece porque, al final, el único mérito que cuenta es el gol. Lo demás es humo. Así, por ejemplo, bajo esta filosofía, Italia suma cuatro mundiales e incluso Grecia ha sido campeona de Europa en 2004, con el estilo de juego más rácano y primario que se recuerda. Entre tanto, otros mantienen la fe en un “Dios del fútbol” en cuya memoria está el poder para dar y quitar a lo largo de los tiempos. Vaya, que el fútbol paga, dice Simeone. Esta teoría recluta devotos porque el ser humano, por naturaleza, necesita creer en un ser superior que valore otros argumentos como el trabajo o el esfuerzo. Las personas necesitamos esa esperanza, desde luego.

Pero me pregunto qué pasará en estos momentos por la cabeza de un holandés. Apuesto a que no abraza esa justicia del gol, ni cree en ese Dios que tanto le debe ya. Y es que, si hay un país que ha marcado la evolución de este deporte, ese país es Holanda. Pienso en la Naranja Mecánica de los años 70, en el Barça de Cruyff y en el Ajax de Van Gaal. ¡Qué equipos y qué fútbol! Todos ellos marcaron una época y serán recordados por los siglos de los siglos gracias a su exquisito trato a la pelota.

Pero ahora que agoniza este mundial de Brasil, llego a pensar que, en fútbol, ni hay justicia, ni existe un Dios. Que el fútbol es un niño caprichoso que juega con nuestros sentimientos a su antojo. Primero, sonrojó a España y la mandó a casa sin superar la fase de grupos, algo que ya hiciera en los últimos años con otros campeones como Francia o Italia. Después, utilizó a los alemanes para destrozar y humillar a Brasil, porque el maracanazo no parecía suficiente y porque no está bien reírse de la desgracia ajena. Y por último, este caprichoso fútbol ha vuelto a maltratar a su juguete favorito: Holanda.

Ellos, los Van Persie, Robben y Sneijder, tenían ante sí la posibilidad de ganar este mundial a costa de eliminar a sus tres últimos verdugos en las finales (España en 2010, Argentina en 1978 y Alemania en 1974), sin embargo, los penaltis han vuelto a romper sus sueños. Holanda y el caprichoso fútbol.