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Halcones de Atlanta

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Opinión | Juan Miguel Espejo.- A todos nos gusta el deporte, aunque algunos nos decantemos por los individuales frente a los colectivos o prefiramos practicarlos a verlos por televisión. Lo que sí que está claro es que los deportes colectivos están hechos para verlos y disfrutarlos, como si de una orquesta se tratara.

AtlantaEl concertino ha de estar inspirado y afinado esa noche para guiar al resto de violines, pero el ripieno ha de estar, también, preparado para cuando llegue su momento. Su función es muy breve, apenas un redoble de tambor, si quiera una suave pasada de dedos por el arpa. Pero tiene que estar ahí, esperando su momento, no se le pide más. No porque no pueda sobresalir por encima de los demás, no, es sólo que en esa canción sólo se necesita eso de él.

Pues de eso quería hablar esta noche, de una de las orquestas más organizadas de la NBA: los halcones de Atlanta. Seguro que no estoy descubriendo nada nuevo a los seguidores de la liga, pues han ido, poco a poco, afinando sus instrumentos, sin hacer ruido, bajo una batuta de trabajo, la de M. Budenholzer, pequeño pupilo del gran G. Popovich, pero eso ya es harina de otro costal.

Cuando uno mira su quinteto titular, no descubre al gran concertino que se espera de cualquier buena sinfonía, sin embargo sí que se pueden apreciar a grandes intérpretes: como 1 tenemos a J.Teague, que se dedica a hacer lo que todo buen base debe hacer, mover el balón y anotar cuando su esquipo anda “espeso” en ataque; como escolta tenemos a la “niña bonita” de la liga: K. Korver, que este año ha sabido dar un paso más y ha dejado estar encasillado en el papel de tirador, cosa que no hace nada mal, por cierto; nuestro 3 en esta plantilla es un gran tapado D. Carrol, seguramente no anote mucho, es probable que en un partido esté reboteando poco o que nunca haga un doble-doble, pero un jugador que sume en triples, rebotes, asistencias, robos, bloqueos y puntos en todos los partidos, es un gran ripieno, es decir un muy buen jugador de equipo; como ala-pívot tenemos al que sea probablemente, uno de los jugadores, siempre bajo mi punto de vista, más infravalorados de la liga: P. Millsap. Este tipo es un anotador pequeñito, que siempre ronda los 20 puntos, que tiene presencia bajo el aro, ofensiva y defensivamente, y que la pasa bien, buscando al compañero sólo cuando le hacen el dos contra uno; para terminar tenemos un cinco muy sólido, que a todos nos parece muy buen jugador pero que está muy lejos de los focos que iluminan a los mediáticos gigantes de la liga como Griffin, Aldridge, Davis o Cousins: el sr. A. Horford, no nos equivoquemos, es un gran jugador, que hace muy bien su papel, y que, como le pedimos al resto de los concertistas, sabe aportar a una melodía ya de por sí exquisita. No quisiera pasar por alto las buenas segundas líneas que acompañan a estos buenos jugadores, algunos veteranos ya, que aportan experiencia al equipo, como P. Antic, y otros que, con su juventud, le dan frescura y rapidez en el caso de D. Schroder.

Ya tenemos equipo formado, 5 jugadores que encajan muy bien entre ellos y que se mueven al compás que marca la batuta de Budenholzer. El año pasado ya consiguieron llegar a la post temporada con récord, todo sea dicho, negativo (38-44) y forzarle a los de Indiana el séptimo partido. Este año llevan (29-8) que sería una progresión de (56-26), pero veremos que aún quedan muchas noches de concierto.

Como diríamos en España: ¡música, maestro!