Inicio Opinión Desiree Amaro ¿El tamaño importa?

¿El tamaño importa?

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Mou-y-CasillasDesirée Amaro.- El desarrollo de cualquier actividad en nuestra vida, ya sea profesional o no, requiere tener una serie de habilidades y competencias. Algunas pueden ser adquiridas a través del proceso de aprendizaje y otras ya las traemos incorporadas de fábrica.

En los equipos encontramos a personas que cuentan con unas condiciones naturales extraordinarias que los diferencian del resto, pero si no saben usarlas, si no se esfuerzan y las entrenan, se terminan diluyendo, y entonces ser extraordinario no sirve absolutamente para nada.

En cambio, en los vestuarios también hay otras personas que a pesar de no contar con unas cualidades tan llamativas, se entregan al trabajo con un amor propio y un afán de superación que los hace extraordinarios. Combinan la responsabilidad y el esfuerzo, convierten la competición en crecimiento y consiguen sacar su mejor versión. Compensan con tesón, constancia y fuerza de voluntad las características que otros tienen de manera natural.

El talento sin esfuerzo no sirve para nada, el éxito sin esfuerzo no llega nunca o es muy efímero.

Otro elemento a tener en cuenta dentro de un equipo es que si el talento personal de un jugador no se pone al servicio del equipo, tampoco sirve para mucho. Los deportes colectivos tienen en el equipo su medio natural para desarrollar la potencialidad de cada jugador, pero solo se desarrollará si somos capaces de integrar las individualidades de manera armónica y complementaria, siendo generosos y cooperando en el desarrollo del trabajo, así se construye el mejor espectáculo colectivo.

En primer lugar el jugador aportará el esfuerzo y la responsabilidad individual y el entrenador y/o el coach le ayudará y facilitará el desarrollo de las competencias, tanto las que tiene de manera natural como las que el jugador tiene que adquirir en función de las necesidades que tiene el equipo. Así, el equipo da al jugador la oportunidad para buscar la excelencia y la canaliza a través del juego colectivo.

De esta manera, todos los componentes del equipo pueden aportar  y desarrollar su mejor versión a través del equipo en todos los ámbitos: físico, mental, social, emocional… Todos los jugadores son importantes y todos tienen cabida porque pueden aportar lo que necesita el  equipo desde la riqueza de la diversidad y la complementariedad.

Un equipo brilla si todo el mundo pone al servicio del mismo lo que mejor sabe hacer, y cuando ocurre eso, se nota en el campo.