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Sevilla Fútbol Club: soporte organizativo y consecución de objetivos

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sevilla2Manuel Luis Ruiz Morales.- Todos los veranos escuchamos en los medios de comunicación como los colosos del fútbol mundial pretenden, y en algunos casos fichan, a los mejores jugadores que ostenta en sus filas el Sevilla F. C.

Sin ir más lejos, en el último mercado de fichajes se han marchado del club futbolistas claves en el logro de los éxitos sevillistas, como el delantero colombiano Carlos Bacca o el lateral derecho Aleix Vidal. Por ello, se suele decir que el conjunto hispalense es un club vendedor.

No obstante, su rendimiento suele no sufrir menoscabo alguno, ya que a lo largo de los años ha demostrado una gran capacidad a la hora de realizar nuevas adquisiciones que sostengan el nivel de su plantel.

Mas podríamos llegar a preguntarnos, más allá de las personas que dirigen el club o la parcela deportiva, ¿cómo lo hacen? ¿Cómo deshaciéndose de sus principales baluartes consiguen mantener e incluso superar las cotas anteriormente logradas?

Pues bien. Lo logran a través de su soporte organizativo.

Ya en 1962 Alfred Chandler estudió las posibles relaciones existentes entre la estrategia empresarial y la estructura organizativa, y llegó a la conclusión que la estructura sigue a la estrategia. Sin embargo, explicaba que normalmente esa modificación estructural no se produce automáticamente al darle un giro a la estrategia, sino que lo habitual es que las estructuras cambien al producirse ineficiencias en la organización debidas a la implementación de una nueva estrategia.

Pues en eso es en lo que destaca el Sevilla. La institución nervionense se adelanta a la aparición de esa inoperatividad, considerando conjuntamente y a la vez, su estructura organizativa y la estrategia de determinada temporada.

Para demostrarlo, sólo hay que estudiar a la organización con sede en el Pizjuán.

Para la implantación de las estrategias, es crucial también el sistema de dirección y liderazgo, puesto que la misma se situará en lo alto de la estructura y se responsabilizará del cumplimiento de la estrategia. De este modo, y siguiendo a Ibrahim y Kelly[1] podemos decir que para conseguir estrategias de estabilidad, como sería el perdurar en la lucha por llegar a los puestos que brindan la oportunidad de jugar competiciones europeas, se requiere de líderes fuertes, dominantes, calculadores, egoístas, eficientes, dogmáticos, legalistas, y orientado hacia las prioridades, por lo que ahora se puede entender la razón de por qué José María del Nido encabezaba tan provechosamente la institución sevillista.

Ahora bien, a la hora de llevar a cabo todo ello a la práctica las organizaciones se encuentran con multitud de obstáculos (como la cultura organizativa) que dificultan la eficaz aplicación de cierta estrategia. No obstante, en el seno del conjunto blanquirojo esto no es óbice, ya que existe una fuerte coherencia entre la estrategia y la cultura organizativa, facilitando la implementación de la primera.

De ahí viene que sean tan reconocibles los comportamientos, valores y creencias del equipo de la capital andaluza, ya que los mismos son compartidos por los miembros de la entidad. Sólo tenemos que ver un partido del Sevilla (como ocurrió en la pasada Supercopa de Europa) para entender su esencia. Se trata de un equipo que nunca se rinde, cuyos valores son la casta y el coraje (como mencionan sus dos himnos); y a través de los mismos aglutinan los esfuerzos de todos hacia una misma dirección en pos de lograr sus objetivos estratégicos.

Por todo esto, para que no se sucedan los acontecimientos conforme a cómo ocurrió en las temporadas 2005-2008 (en las que igual que ahora, tras ganar consecutivamente dos Copas de la UEFA, el Sevilla entró a la temporada siguiente en la Champions League. Ese curso futbolístico el equipo, que había realizado un desembolso mayor para avanzar en la misma, cayó en Octavos de Final, entrando en una etapa no tan prolífera, tras el cambio de entrenador Juande Ramos y ciertas circunstancias dolorosas para el sevillismo), se ha optado por todos los medios mantener al entrenador, Unai Emery, que ostenta un carácter autoexigente bastante próximo al de la sociedad deportiva, así como reclutando y conformando un equipo humano (plantilla) que presenten los mismos valores y costumbres, es decir, el mismo estilo, la misma cultura organizativa. Y en el caso que no la posean, se ha optado por seleccionar a jugadores jóvenes (tales como Konoplyanka, Kakuta o Immobile), ya que cuanto más joven sea una organización, menos arraigados estarán los valores en los miembros, aceptando de mejor modo los nuevos valores que se pretenden incorporar.

De este modo, con lo que ya tienen y con lo que ya ha aprehendido la organización en los malos momentos pasados (que da información sobre lo que salió mal en aquellos momentos para no volver a repetirlo), deben encarar la presente temporada con la mayor de las ambiciones, aunque claro está, no les será fácil, tras ser encuadrado el equipo nervionense en un grupo repleto de escollos en la primera fase de la máxima competición europea, y que tendrá que superar amparado en su cultura organizacional, para que por medio de su estrategia, se cumplan los objetivos propuestos.

Y debe ocurrir de esa manera, ya que en otro modo, tras una pronta eliminación en la Champions, podrá sucederse un mayor éxodo de jugadores hacia otros equipos, como ya aconteció en 2008, con Alves, Keita o Poulsen, que terminaron abandonando la entidad del Sánchez Pizjuán.

 

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