Inicio Opinión José L. Pérez Triviño El Real Madrid y la homeopatía

El Real Madrid y la homeopatía

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efe entrenamiento real madridJosé Luis Pérez Triviño.
Director de «Fair Play. Revista de Filosofía, ética y derecho del deporte».
Profesor titular de Filosofía del Derecho. Universitat Pompeu Fabra (Barcelona).

Hay equipos futbolísticos cuya naturaleza va más allá de lo puramente deportivo y no me refiero a que sean empresas preocupadas por los resultados deportivos y los económicos a final de cada temporada (o año fiscal). Es bien conocido que el FC Barcelona se autodenomina como «som més que un club» por su carácter representativo de la nación catalana.

El Real Madrid es también uno de estos equipos que parecen tener una entidad mental propia y distintiva. En ocasiones sus dirigentes y aficionados se refieren a una historia en la que es factible distinguir una identidad que a pesar de las cambiantes circunstancias (a veces propicias y en otras ocasiones, adversas) se mantiene incólume. La referencia a unos rasgos psicológicos antropomórficos es recurrente. Lealtad, combatividad, entereza, valentía, elegancia son adjetivos que usualmente califican al club blanco según sus seguidores. Aunque para ser ecuánimes prepotencia, altivez, ambición son los calificativos que mejor lo caracterizan según las aficiones rivales.

Aunque colectivo y figurativo, el Real Madrid es un sujeto, por lo cual puede estar sometido a enfermedades. La enfermedad principal que puede padecer es la carencia de títulos. Que un club como el Real Madrid no gane ningún título durante una temporada o pocos títulos durante unos años es algo «traumático». Y si coincide que durante este intervalo el club que obtiene los laureles de las victorias es el FC Barcelona, entonces, la enfermedad es grave. Esto es lo que ha sucedido estos últimos años en los que el equipo catalán ha sumado títulos y buen juego bajo la dirección de Rijkaard, Guardiola y Tito Vilanova. El estado de preocupación y diría alarmismo en la casa blanca ha llegado a extremos inusitados debido también a las humillantes derrotas en casa propia y ajena ante los azulgranas. La «barcelonitis» adquirió carta de naturaleza y debía ser atacada y contrarrestada urgentemente.

Ante la gravedad de los síntomas, las altas instancias del club madrileño han intentado diseñar estrategias curativas que recuperaran al paciente lo más rápidamente posible y lo devolvieran a su estado deportivo «natural», esto es, ganador de títulos nacionales e internacionales. A riesgo de ser algo simplificador, los diagnósticos en la casa blanca ante la «barcelonitis» han sido básicamente dos tratamientos médicos alternativos y excluyentes. El primero ha consistido en atajar la enfermedad con medicinas opuestas a los síntomas de aquélla. Ante un cáncer hay que optar por las medidas drásticas y rápidas: quimioterapia frente a células cancerígenas. Ha sido la solución «Mourinho». Si el Barça presumía de juego colectivo, el Real Madrid apostó por individualidades (Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzemá…). Si el Barça optaba por un juego de creación sistemática que provocara el cansancio del rival, el Madrid eligió la vía defensiva y de contraataque. Si el Barça elegía las buenas formas y la cordialidad en sus relaciones institucionales, el Madrid, el juego duro, la queja y la prepotencia. A pesar de que una parte de la parroquia blanca comulgaba con el credo mourinhista, la parte reflexiva del madridismo rechazaba rotundamente tales medidas. Como es bien sabido, el resultado de tal tratamiento ha distado mucho de ser exitoso. En estos tres años, el Real Madrid ha conseguido como títulos importantes una Liga y una Copa del Rey. Parco bagaje para las esperanzas depositadas en el tratamiento «Mourinho».

Ante la postración del enfermo que no logra recuperarse tras el tratamiento que se deseaba expeditivo y veloz, el galeno parece haber cambiado de opinión respecto la enfermedad. Ahora parece que se haya optado por un tratamiento homeopático: «lo similar se cura con lo similar». Esto es, la «barcelonitis», la causa de los males del madridismo,  se cura con los mismos síntomas. Para ello se trata de administrar al enfermo pequeñas dosis de los síntomas del mal. Y esto parece que está ensayando Florentino Pérez: frente a la herencia mourinhista ha elegido un entrenador elegante y cordial en las formas en lo que parece un afán de recuperar el «señorío», y que en el ámbito futbolístico y a despecho de su origen italiano, apuesta por el juego atacante y elegante.  Por otro lado, en los fichajes se ha optado por la juventud y la calidad, lo cual parece señal de que el proyecto no exige resultados inmediatos sino a medio plazo. Y por último, y en sintonía con lo anterior, se está dando muestras de confianza en la cantera.

A la espera de si la dosis suministrada es la correcta, no deja de ser curioso percatarse de que para este viaje no hacían falta aquellas alforjas mourinhistas. La historia del Real Madrid se ha destacado por apostar por esos valores que ahora parecen la solución a la barcelonitis. El origen remoto de los males fue apartarse de aquellos principios, que precisamente el barcelonismo adoptó tras un período de desvarío similar al que ha pasado el Real Madrid (recuérdese la etapa Gaspart). Afortunadamente, tras esta etapa frustrante, las autoridades blancas parecen haberse dado cuenta de que la solución médica estaba en casa, en los propios valores que han moldeado la identidad histórica del Real Madrid. Con el tratamiento homeopático no solo se beneficiará el propio club, sino la salud en general del fútbol español.