El Atlético de Madrid logró imponerse al Elche en una nueva final por la Liga. El gol de Miranda de cabeza hizo que los de Simeone no tuviesen que acordarse de un penalti fallado por Villa. El que no perdonó desde los once metros fue Costa que prolongó su racha goleadora una jornada más.
Hace unos días de que el Cholo cambiase su discurso. “Ahora vamos final a final”, decía el argentino. Pues la primera de ellas comenzaba de la mejor forma posible. Nada más comenzar el encuentro los muchachos del argentino salían a morder al Elche consiguiendo embotellarlo frente a su área. También es cierto que el peligro aparecía más por el empuje que por el buen hacer de los colchoneros pero ahí estaba de igual modo. Este primer arreón apenas duraría unos escasos minutos en los que un hiperactivo Costa lo intentó sin demasiado acierto.
Llegó la relajación a las piernas de los colchoneros y, raro en ellos, se mostraban confiados en una victoria que por pocas se les escapa. No fue así porque un gran equipo suele tener un gran portero. Enorme fue la actuación de Courtois que tuvo que intervenir hasta en tres ocasiones para salvar a su equipo. Primero un disparo de Cristian Herrera hizo que el guardameta belga se estirase para forzar un saque de esquina en el que se vería obligado a actuar de nuevo. El testarazo lo envió esta vez Botía y el cancerbero del Atlético la paró y la terminó de sacar en una segunda acción cuando el balón se envenenaba hacia las mallas. En ellas podría haber acabado el zapatazo con el que Carlos Gil terminó un buen contragolpe ilicitano. El balón acabó en el graderío del Manzanares.
Reaccionaban al fin los hombres de Simeone y volvían a hacerse con el control del balón. El técnico argentino introdujo un novedoso 4-3-2-1 con el que sus jugadores no parecían sentirse cómodos en un principio pero le iban tomando el tranquillo. Balones a las espaldas de los laterales para que Juanfran y Filipe llegasen a centrar. Lástimas para los atléticos que ni Costa ni Villa estuviesen acertados en los remates a dichos envíos.
El segundo acto terminó por confirmar las sensaciones de que el líder volvía a reencontrarse consigo mismo. Se retomó la intensidad y las ganas por conseguir esa victoria que los mantuviese líderes. La fórmula seguían siendo la de balones a las esquinas para que los laterales centrasen y en uno de esos centros llegó la primera realmente clara para los del Manzanares. Filipe la ponía para Raúl García que era derribado claramente cuando se disponía a rematar solo. Clos Gómez pitaba el que sería el cuarto penalti fallido en Liga por los colchoneros. El Cholo ordenó que lo lanzase Villa pero el asturiano malgastó dicha confianza y Manu Herrera despejó la pena máxima. Tendría que esperar el Atlético.
Pero tampoco mucho. La insistencia rojiblanca se volvía más tenaz y las ocasiones se iban sucediendo hasta que Koke volvió a poner uno de esos balones medidos. Lo hizo desde el córner derecho y el destinatario fue Miranda que suele no rechazar tamaños regalos. El brasileño la puso a palo cambiado y la grada del Manzanares estalló de júbilo.
Con el gol, el esférico volvía a piernas ilicitanas pero esta vez no sabían qué hacer con él. Aparecieron los espacios y el Atlético se dispuso a sentenciar en una contra y así fue. Primero lo intentó Costa con una de sus galopadas pero Manu Herrero adivinó sus intenciones en el mano a mano. No sabremos que habría ocurrido en la acción idéntica que sucedió justo después porque, cuando el hispano-brasileño se disponía a disparar, Sapunaru lo derribó por detrás haciendo penalti y viendo su segunda amarilla, acompañada de la roja correspondiente, del partido. No perdonada el Atlético, por medio de Diego Costa, esta nueva pena máxima y el partido quedaba visto para sentencia. Una semana más, una final menos para los del Cholo.
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