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Bendito Pau

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La verdad sea dicha, poco eran los que realmente pensaban que España ganaría a Francia. Es cierto, veíamos a los galos muy superiores, y con una selección en la que faltan los pilares de los últimos años, creíamos que las posibilidades eran bastante bajas. Sin embargo, el principal soporte de este grupo se había mantenido intacto y sirvió de guía para un equipo que, en varios momentos, se vio perdido en el camino hacia la final, y más importante aún, los Juegos Olímpicos.

El mundo del baloncesto vivió una batalla soberbia que seguramente pasará a la historia como uno de los mejores encuentros internacionales. La cita era para muchos algo más que un partido, la rivalidad entre ambos países se ha acentuado en los últimos años, en lo que a baloncesto se refiere, y tras la eliminación en los cuartos del mundial del pasado año se convertía en una venganza. Francia se vistió para la ocasión con sus mejores ropajes, seis jugadores NBA en la plantilla y en las gradas veintisiete mil francos dispuestos a dejarse la garganta con tal de desconcentrar a los españoles y suponer una marcha de más para su combinado. Por su parte, los de Scariolo venían ataviados algo más humildes, ya que, y como se ha mencionado anteriormente, su equipo no gozaba de todas sus estrellas. La renovación del personal en las filas españoles ha podido observarse bastante en este torneo, ya que han sufrido bastante para triunfar en sus encuentros; a diferencia de los de Vincent Collet, que prácticamente se han paseado hasta las semifinales.381

Este esfuerzo de más por parte de los hispanos podría haber condicionado el encuentro; sin embargo, los franceses se chocaron a gran velocidad con muro llamado Pau Gasol. El pívot de los Bulls se mostró algo débil en la primera parte, ya que en frente tenía a una de las jóvenes revelaciones de la liga norteamericana, lo que le hizo perder varios balones y mostrarse lánguido en los rebotes, aspecto que fue una asignatura pendiente para España en los primeros veinte minutos, pero a la vuelta del descanso la cosa sería muy distinta y guiaría a una selección española muy necesitada de un líder que arreglara la situación tan dura que estaban viviendo en el partido.

El físico es un aspecto bastante importante en el baloncesto; sin embrago, la veteranía y la experiencia son las que marcan la diferencia en un encuentro igualado de fuerzas. A pesar de sus treinta y cinco años, Pau demostró ayer que su físico no ha sido mermado con el paso de los años, lo que igualó la batalla. La fuerza que exhibió en la pintura fue un claro ejemplo de ello, el de los Bulls protegió su aro como pocas veces ha hecho y en ataque llevaba a su defensor desde el triple hasta debajo de la canasta. No obstante, lo que otorgó la victoria ayer a los de Scariolo fue la inteligencia de este jugador pívot. El catalán, como se ha mencionado antes, le tuvo algo de miedo a Gobert en los primeros veinte minutos, pero una vez pasada la euforia inicial analizó su juego para convertir la segunda parte en una partida de ajedrez, en la que aprovecharía la debilidad de su rival, y que finalmente ganaría con rotundidad.baloncesto

La actuación de Gasol quedará para la historia de este torneo, sobretodo por la prorroga vivida. El catalán tenía sed de venganza desde el año pasado, y no pudo elegir mejor escenario. A pesar de la extraña situación en la que se encuentra en el combinado nacional en este torneo, ya que está solo pero al mismo tiempo bien acompañado, supo olvidarse de las dificultades y destrozar a todo un equipo como es la selección de Francia, a la que había que sumar un gran número de aficionados. El show que dio Pau ayer fue tan soberbio que la dificultad para explicarlo obliga a resumirlo con una frase que, con mucho orgullo, diremos en unos años: “Yo vi aquel partido de Pau”.