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Barça: El club de la política

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laportaabidalEl debate público del pasado martes puso punto y final a la carrera preelectoral de los cuatro aspirantes a presidir el F.C. Barcelona a partir de este domingo y para los próximos cinco años. Semejante institución multidisciplinar transciende, sin parangón en el mundo actual, todo marco deportivo, alcanzando su influencia tanto ámbitos sociales, como educativos, empresariales y políticos. No obstante, y para la estupefacción de uno, algunos postulantes al cargo han basado en gran medida su discurso en este último sector que, poco o nada, colabora en términos tangibles en el adecuado funcionamiento de un ente, recordémoslo, principalmente deportivo.

Era de esperar, sin embargo, de alguno de los precandidatos. Franco y sin ambages, el ex presidente Joan Laporta ha enarbolado la bandera del nacionalismo desde el primer día. Escasas propuestas sociales y deportivas (más allá del carísimo Pogba) ha empleado como argumentos verdaderamente significativos para el futuro y bienestar de la entidad. Abrir un foro para fomentar la participación activa de los socios en las decisiones vertebrales del club, además de hacer públicos trimestralmente los ejercicios económicos, únicas medidas aceptables que harían del Barcelona una organización más plural y menos opaca.

Algo más incisivo en los marcos económico, deportivo y social se ha mostrado Agustí Benedito,  aunque el empresario catalán tampoco se ha alejado en demasía de la línea catalanista de Laporta. No se equivoquen por el cariz que a medida toma mi reflexión. Acciones de todas las vertientes tienen cabida en la gestión de un club como el azulgrana. Eso sí, no sé hasta qué punto inculcar más aún el catalán en los procesos formativos de los chavales de La Masía va ayudar a la institución a ganar más títulos, y por tanto, más dinero y prestigio.

bertomeuNo es la primera vez que Josep María Bartomeu ha asegurado que la institución azulgrana caminará de la mano del país en cualquiera de los procesos que éste emprenda. No podía ser menos, como incalculable patrimonio que el club es de Catalunya. Moderado como acostumbra y conciliador en su visión política, el último ocupante de la presidencia de la entidad nunca ha escondido su condición nacionalista. La sutil diferencia con otros precandidatos ha sido no dejarse engullir por el tentador populismo soberanista. Su discurso, al menos, no ha rezumado insipidez. Propulsar al Barça a una esfera social e internacional nunca vista de la mano del Espai Barça ha guiado su campaña electoral.

Para Toni Freixa, La Masía, los socios y hacer del club un organismo abierto, plural y transparente han sido sus focos de atención. El que menos política ha hecho. Veremos qué cuota de voto le otorgan los culés por ello.

Que el Barça es Catalunya, lo sabemos todos. Que están intrínsecamente ligados cultural y socialmente, también. Pero no es un instrumento político. Y nunca lo deber ser. Aunque a algunos les pese.